En la Edad Media era el mercado del carbón. En la calle Kohlmart abundan las joyerías y el alto diseño (Cartier, Chanel, Guzzi, Louis Vuitton…), y no faltan tiendas de recuerdos ni tiendas k&k, entre las que merece la pena la pastelería Dehmel. La calle desemboca en Michaelerplatz, entrada principal del Hofburg.
Michaelerplatz toma su nombre de la iglesia de San Miguel, antiguo templo gótico reformado en tiempos de barroco y oculto en el siglo XVIII después de una fachada clasicista. Tradicionalmente era la parroquia de la Corte; sin embargo, en su cripta no sólo descansan los nobles que querían reposar cerca del palcio, sino hasta 4.000 cadáveres de una fosa común en la que estuvo enterrado Mozart.
Tres edificios compiten en el espacio de la plaza: el principal es la fachada urbana del palaciode Hofburg, Michaelertrakt. Frente a ella se alza, en franco duelo estético, la fachada de la «casa sin cejas» de Loos-Haus. Sobre ambas puede discutirse en el café Griensteidl, reabierto en 1990, uno de los legendarios cafés literarios de Viena.
En las calles interiores del cuadrado peatonal de Dorotheergasse, el comercio fino alterna con instituciones vienesas emblemáticas como el café Hawelka, el Dorotheum y el Museo Judío.
El Dorotheum, una de las grandes casas mundiales de subastas, fue fundado en 1707 por José I como «monte de piedad» con fines benéficos, y alojado en el antiguo convento agustino de Santa Dorotea. En el Dorotheum se celebran subastas cada semana, y cuatro veces al año otras especiales de arte. El Museo Judío está repartido por el casco antiguo en tres dependencias (las otras dos se hallan en Judenplatz 8 y en Seitenstettengasse 2.
Tras el asedio de los turcos de 1683, los nobles edificaron nuevos palacios cerca del Hofburg. En 1685, el italiano Pietro Tencala empezó a construir el palacio Lobkowitz para la familia bohemio-español Lobkowitz en la plaza del mismo nombre. En él está instalado el Museo del Teatro Austríaco que expone autógrafos y montajes teatrales.
Foto vía De Ranón a …
