Obras de arte en el Belvedere

el beso klimt

El magnífico Palacio del Belvedere es uno de los principales hitos de Viena. Además de su belleza, el Belvedere cuenta con una serie de magníficas obras de arte.

1º. El beso:

La obra más conocida de Gustav Klimt (1909) refleja la impresión que dejaron en el artista los mosaicos italianos.

2º. La muerte y la doncella:

Un hombre y una mujer se aferran el uno al otro sobre una sábana encima de un terreno desigual (1915). Egon Schiele retrató sus propios rasgos en el hombre.

3º. Naturaleza muerta con cordero:

Esta pintura (1910), metáfora de un mundo que no encuentra su camino, es una de las obras más importantes de Oskar Kokoschka.

4º. Autorretrato:

Este autorretrato de Richard Gerstl, pintado el mismo año en el que se suicidió (1908), constituye su última y desafiantes autodefinición.

5º. Acantilados del Elba:

El pintor románico alemán Caspara David Friedrich enfrenta al hombre con la inmensidad de la creación, mostrándole así su transitoriedad. En su descripción de los fenómenos naturales siempre hay un elemento trascendental. Su arte, como puede observarse en este paisaje (1822-1823), posee un fuerte carácter simbólico.

6º. Cabezas de personajes:

Franz Xavier Messerschmidt fue uno de los artistas más excéntricos del siglo XVIII. Su serie Cabezas de personajes (1770-1783) reúne bustos en los que las expresiones faciales se exageran hasta el extremo.

7º. El Chef:

Aunque Claude Monet pintó pocos retratos, durante un estancia en un hotel de la costa normanda retrató a su propietario, el cocinero Paul Antoine Graff (1882). La descripción que hace el artista de este hombre de 60 años es sencilla, capturando de forma espontánea su característica expresión facila.

8º. Granja en la Alta Austria:

Aunque Klimt es más conocido por sus pinturas figurativas simbólicas, el paisaje también desempeñó un papel importante dentro de su obra. Desde 1900, el artista pasó casi todos los veranos en Salzkammergut, pintando escenas como ésta (1911).

Foto vía Grand Tour