Mödling se encuentra a solo 15 kilómetros de Viena por la autopista A2; además, hay trenes cada 15 minutos desde Sübdahnof. Esta pequeña ciudad de veraneo enamoró a Schubert, Schiele y Wagner. Merece la pena dedicar una jornada en Mödling.
Hay que observar el Ayuntamiento renacentista (con una planta con arcadas) en Schrannennplatz. En Hauptlplatz, sobresalen unas magníficas mansiones renacentistas y un columna conmemorativa del final de la peste de 1713. También sobresale la iglesia parroquial de Sankt Othmar con su curioso osario romano disfrazado de campanario con bulbo y sus ricas vidrieras. Además, hay que disfrutar de las bellas vista que se observan desde la plaza contigua.
Luego, hay que acudir al Museo de la Ciudad de Mödling en la Josef Deutsch Platz. Abre de lunes a miércoles entre las 9.00 y las 13.00 hjoras; los jueves desde las 17.00 a las 20.00 horas; y los domingos y los festivos desde las 13.00 a las 17.00 horas. La entrada general cuesta 2,30 euros.
Este museo presenta la historia de la ciudad desde el segundo milenio antes de Cristo hasta 1848. En la planta baja, una parte dedicada a la geología gustará a los amantes de los fósiles.
A unos dos kilómetros del centro de Mödling, en Maria Enzersdorf, se encuentra el castillo de Liechtenstein. Abre desde abril hasta finales de octubre, todos los días entre las 9.30 a las 17.00 horas. La entrada general cuesta cuatro euros. Se trata de una impresionante construcción del siglo XII que antaño fue residencia de la familia Liechtenstei. Sobresalen sus sórdidas y húmedas mazmorras.
Por último, después de pasear por la ciudad, conviene reponer fuerzas en el restaurante Mödlinger Kobenzl. Abre desde las 11.00 a las 23.00 horas todos los días, salvo el domingo que cierra a las 18.00 horas. Se puede comer por unos cinco euros entre semana. Se trata de un restaurante tranquilo, alejado de la agitación urbana, en medio de un jardín con zona de juegos para niños. En el verano, se puede comer fuera, a la sombra de los tilos.
Foto vía Aeiou.at
