El Penacho de Montezuma se exhibe en el Museo de Etnogolía de Viena

Después de ocho arduso años de trabajos de restauración, el Penacho de Moctezuma retorna a las vitrinas del Museo de Etnología de Viena, donde se halla desde el siglo XVI.

Tras  la labor de intervención elaborada por varios especialistas de México y Austria, el tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas se expone,por primera ocasión, junto a otros objetos de plumaria que proceden de  la época precolombina y de principios de la Colonia, pertenecientes al reputado Museo de Etnología de Viena.

Todo ello se exhibe dentro  de la muestra ‘Penacho: Esplendor y Pasión’.  Además,  incluye entre otros objetos, un escudo o chimalli azteca, un abanico de plumas y dos mosaicos de plumas sobre madera: Virgen con el niño y San Jerónimo.

La exposición se acaba de inaugurar  en la capital de Austria junto a la presentación del notable libro ‘El Penacho del México prehispánico’, que informa de los resultados de los estudios realizados por especialistas de ambos países desde el año 2010.

Las anteriores intervenciones llevadas a cabo en  la pieza plumaria datan de 1878 y 1955. En esta ocasión fue sometida a diferentes procesos de análisis, como una serie de observaciones macro y microscópicas e investigaciones con rayos X.

Todavía existen dudas sobre su verdadero origen y por ello ha sido rebautizado como  «El Penacho del México Antiguo». Si perteneció o no a Moctezuma II Xocoyotzin, el último emperador azteca, si éste lo regaló al conquistador español Hernando Cortez, si era utilizado por los sacerdotes durante sus  rituales religiosos…, son varias incógnitas aún sin despejar.

No obstante,  las modernas tecnologías han permitido un análisis exhaustivo de la sofisticada fabricación de la pieza, en tanto  que su belleza y magnificencia se han recuperado, merced a las modernas técnicas de restauración.

Así, plumas verdes de Quetzal, rojas del pájaro espátula, de color café del vaquero, otras turquesas y azules claras de aves no identificadas, están muy bien  montadas en un cuerpo principal, en forma de abanico, y otro central, trapezoidal ascendente, con dimensiones máximas de 178 por 130 centímetros.

Por lo tanto, ya se puede visitar esta muestra si uno viaja a Viena, la bella capital de Austria. Una ocasión perfecta par conocer más aquella lejana civilización.

Foto vía Milenio