Viena es una gran ciudad europea. Como tal, la circulación suele ser bastante abundante, sobre todo, por su centro histórico y sus calles más populares. El turista que visita la capital austríaca necesita saber como moverse por Viena una vez llegue allí. Por ello, os voy a dar una serie de útiles consejos.
Dejar en casa el automóvil puede ser la forma más inteligente de evitar el stress y gastos innecesarios durante la visita de la ciudad. Viena, como la mayoría de las capitales europeas, también está amenazada más que por el problema del tráfico por el del aparcamiento. Aparcar en el centro de Viena puede ser toda una odisea, sobre todo, si no se conoce la ciudad.
Además, son muy escasos, los hoteles que no cobran importantes suplementos por el aparcamiento, los parkings del centro son muy caros y escasísimos los lugares para aparcar al aire libre, además los del centro siempre resultan de pago.
Si todo a lo anterior, se añaden las frecuentes actuaciones de la grúa, que afectan también a los vehículos con matrícula extranjera, lo mejor es decidirse por utilizar la red de transporte público.
El transporte público de Viena está integrado por el Metro y numerosos tranvías y autobuses (Nachtbusse par los noctámbulos). Encima, cuenta con abonos turísticos como la Vienna Card, que incluye la libre utilización del transporte púbico durante tres días por toda Viena, así como varios descuentos en museos y otras ventajas para el visitante.
También resulta económico y cómodo el taxi, que se puede solicitar incluso por radio desde cualquier cabina telefónica (los empleados de la centralita hablán inglés) pagando un módico suplemento.
Por último, siempre queda la opción de moverse a pie siempre y cuando los trayectos no sean muy grandes. Pasear por el centro de Viena debe ser una ineludible para cualquier turista.
Foto vía Roads to the Future