Debido a esta peculiar falta de contacto con el mundo exterior, los lugareños todavía conservan su tradicional estilo de construcción de casas de campo de madera, con tejados empinados y balcones que en verano se llenan de flores. Si bien el turismo ha provocado que el pueblo crezca, todos los edificios nuevos tienen que construirse por ley, con el estilo arquitectónico tradicional, por lo que Alpabch continúa mantiendo su encanto.
Alpbach es lo bastante pequeño como para tener una atmósfera íntima, y aunque los bares y pubs abren hasta horas tardías, prosigue siendo muy tranquilo. Uno se sentirá imbuido en el ambiente tirolés una vez esté aquí. Sin duda, todo un cambio si se viene desde Viena.
El pueblo es muy popular entre los visitantes, tanto por sus paisajes como por las actividades de ocio que ofrece. Hay pistas de esquí para todos los niveles, desde principiantes hasta los más expertos, en Wiedersbergerhorn.
La próxima granja Vorder-Unterberg levantada en el siglo XVII y habitada hasta 1952, es actualmente un museo que ofrece una formidable perspectiva sobre el estilo de vida tradicional de los agricultores de esta región alpina de Austria.
Finalmente, recomiendo realizar una excursión por la montaña Galtenberg y la zona de Inneralpbach, ascender a la cresta del Gratlspitz y contemplar el tejado dorado de la ciudad antigua en Innsbruck.
Foto vía Telegraph Travel