En peligro el acceso al «Friso de Beethoven» de Gustav Klimta en Viena

Friso de Beethoven

El Friso de Beethoven es una sobresaliente pintura del artista modernista austriaco Gustav Klimt. En el año 1902, Klimt concluyó el Friso de Beethoven con motivo de la 14ª  Exposición de la Secesión vienesa, destinada a homenajear al compositor, y cuya pieza fundamental sería una monumental estatua polícroma de Max Klinger.

Destinado solamente a esta exposición, el friso se pintó  sobre las paredes con materiales ligeros. Después de  la exposición la pintura se conservó, pero no volvió a exhibirse hasta 1986. Actualmente se puede visitar acudiendo al Pabellón de la Secesión de Viena.

Pues bien, el acceso del público del  «Friso de Beethoven» de Gustav Klimt estaría en el aire en el caso de que la obra retornase a los herederos de la familia coleccionista judía austriaca Lederer, que todavía no han decidido que harían con este friso. La incógnita está totalmente abierta.

El friso,  que mide 34 metros, dedicado por Klimt al compositor Ludwig van Beethoven, lleva más de 25 años expuesto en el Pabellón de la Secesión de Viena y se ha convertido en toda una atracción turística de la capital de Austria.

Los herederos exigieron su devolución al Ministerio de Cultura de Austria alegando que su venta al Estado en 1973 tuvo lugar bajo una clara e injusta coacción.

Junto a los aspectos legales que hablan a favor de la devolución a raíz de una nueva ley promulgada en el año 2009, con la restitución Austria podría sentar también nuevas bases en el aspecto político-moral.

La familia de coleccionistas de arte Lederer fue expropiada por los nazis alemanes, pero incluso después de la Seguda Guerra Mundial, y convertida otra vez formalmente en dueña de su colección de obras de Klimt o Egon Schiele, no tuvo acceso a las mismas. Austria se negó en diversas ocasiones a sacar del país las obras expropiadas. El lío no ha concluido.

Foto vía El Rincón de mis desvaríos