«La Flauta Mágica» de Mozart sigue tan viva como cuando se estreno hace 222 años, con una renovada versión que se pude disfrutar durante estos días en la Ópera de Viena, «La Flauta Mágica» estrena un nuevo montaje que se centra en el humor, la poesía y en el gozo de acudir al teatro en la capital de Austria.
El espíritu de esta obra es la de un teatro popular ajeno a los élites. Se busca algo atractivo. Esta nueva versión es una más de las muchas que se han hecho a lo largo de la historia de esta obra con música de Mozart y libreto de Emanuel Schikaneder en la cual se funden el cuento de hadas, el mensaje filosófico, la sexualidad, la antropología, la política o la simbología masónica.
El singular viaje de Tamino y Pamina desde el caos y el instinto que representa la Reina de la Noche, hacia el orden y la razón que emana de Sarastro supone la pérdida de la espontaneidad o del impulso que exige poder vivir en sociedad. Pero a pesar de todo ese simbolismo, este nuevo montaje reivindica su popularidad, la ligereza y el humor.
El auténtico desafío de esta nueva versión de «La Flauta Mágica» es contar la historia de una manera que la imaginación del público cubra todas las diferentes capas que tiene esta pieza. Otro de los ejes fundamentales de esta obra es el amor al teatro y cómo este arte puede llegar a ser más fuerte que el más completo efecto especial de Hollywood.
«La Flauta Mágica», la última ópera compuesta por el genial Mozart, se estrenó en el año 1791 en el desaparecido Theater auf der Wieden, y es una de las obras líricas más reputadas y representadas de la historia. Sólo en la Ópera de Viena, esta pieza ha sido puesta en escena más de 1.000 veces.
Foto Vía Vida Latina